En una de las noches más frías de Córdoba salió una procesión.Mis amigas, mi hermana y yo participábamos en ella.Estábamos planeando irnos a la casa de la abuela de una de mis amigas,pero para ello teníamos que apagar las velas,mi hermana y yo soplamos las velas como todo el mundo,cuando de repente, oí un soplo desesperado,miré para atrás y vi a mi amiga que había puesto la boca en el ojo del capirote y estaba intentando soplar la vela.
Entre la silenciosa procesión, se oyó una sonora carcajada mía que inundó todas las calles de aquel pueblo y me hizo llevarme unas cuantas reprimendas de todos los que manejaban la procesión.
Desde entonces ninguna ha intentado apagar las velas así.